Usted honra a Dios con lo que hace
Lo importante no es el renombre que lleguemos a alcanzar, sino que, nuestro testimonio de vida, trascienda. Que ejerza influencia entre las personas.
Por Fernando Alexis Jiménez| Twitter @vida_familiar
¿Alguna vez sintió que, pese a sus muchos esfuerzos, lo que usted hacía no era suficiente para ayudar en la obra de Dios?
Esa es la misma sensación que ha tocado el corazón de quienes sirven de diversas maneras. Pareciera que valoramos más a quienes están vinculados a la obra de la iglesia a tiempo completo, que a aquellos que están en algún otro ministerio, así parezca pequeño. Sin embargo, no es así. Minimizar lo que hacen los demás, es un error.
Permítame contarle sobre Billy y Melvin Graham. Cuentan que estaban en la granja de productos lácteos de la familia, cuando vieron un avión que escribía en el aire. Los muchachos observaron las letras «VP» y quedaron impactados.
Ambos decidieron que lo que vieron tenía significado un significado especial para ellos. Uno pensó que era: «Ve a predicar», y el otro: «Ve a plantar». Tiempo después, uno de ellos, Billy Graham, se dedicó a compartir el evangelio a multitudes. Su hermano, Melvin, continuó administrando fielmente la granja de la familia durante años. Cada uno sirvió a Dios a su manera.
HONRAR A DIOS CON NUESTRAS CAPACIDADES
Lo importante no es el renombre que lleguemos a alcanzar, sino que, nuestro testimonio de vida, trascienda. Que ejerza influencia entre las personas, comenzando por los integrantes del hogar.
“Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo…” (Efesios 4: 11–16| RV 60)
Escribe el apóstol Pablo que “…según la actividad propia de cada miembro, (el Cuerpo de Cristo) recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.”
Ánimo, adelante. Dios tiene un propósito con su vida. Usted lo honra con lo que hace, así parezca pequeño. Por encima de todo sea fiel a Él y viva a Cristo, comenzando por su familia.
Si no ha recibido a Jesucristo como su Señor y Salvador, hoy es el día para que lo haga.
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