¿Por qué nos escogió Dios para ser salvos?
La gracia de Dios está a disposición de todos, pero debemos tener fe en ella, es decir, en lo que significa y la transformación que nos ofrece. De la mano con esa decisión, retener las enseñanzas.
Ricardo Escobar Tejada es hondureño. Joven. Por muchos años, estuvo en la Mara Salvatrucha, una de las más temidas en su país. Era “gatillero”, es decir, efectuaba atentados sicariales por encargo. Residía en la “Colonia 30 de noviembre”, de Tegucigalpa.
Después de trabajar por varios años en un hotel, se dejó arrastrar por el rencor. Estaban asesinando a sus amigos y creyó que el camino era la venganza. Para guardarse, entró a la pandilla. Su trabajo lo llevó a perder «el amor por las almas», ya que asesinaba a personas sin temor o remordimiento.
“Empiezo a matar a las primeras personas. Para mí era normal. Luego otro y otro. No tenía conciencia. Me encargaba de limpiar ciertos sectores. No es otra cosa que matar a personas de otra colonia y ganar así su territorio para vender drogas.”, relató al blog SalvosporlaGracia.com
Ninguno de ellos perecía, dijo al tiempo que sentía placer en ver correr a sus enemigos.
En alguna ocasión, en una de esas jornadas de muerte acompañado por dos pandilleros: el Yipi y el Cholo, sintió temor. Casi los asesinan. “Gracias, Dios — oró — me salvaste de morir.”
“En la vida de malandro tendrás fama, dinero y mujeres. Pero cuando todo acaba, se acaban los amigos. Sólo Dios por Su amor, puso en mi camino personas que me compartieron el evangelio de Salvación.”, señala en su relato.
Kilver, alguien a quien conocía y que era miembro de un grupo juvenil cristiano, lo invitó a una reunión. Ese fue el comienzo de su primer encuentro con Jesucristo.
Sin embargo, siguió en la delincuencia hasta caer preso. En la prisión lo rodearon cristianos comprometidos. Dios le manifestó Su Gracia. Lo llamó, le mostró una nueva vida, tocó su corazón, perdonó sus pecados. Hoy es una nueva criatura, que comparte su testimonio entre quienes quieren escucharlo.
“Mis mejores momentos fueron en prisión, porque allí conocí al Señor”, dice.
PERDONADOS POR LA GRACIA DE DIOS
¿Por qué alguien como Ricardo podría llamarse cristiano? ¿Cuál es la razón para que él sienta que Dios lo perdonó? ¿Tiene lógica que un asesino, un ladrón, un adúltero o alguien que caminó en maldad reciba el perdón de Dios? La respuesta es que sí.
Recibir el perdón divino en respuesta a un sincero arrepentimiento, es la manifestación de la gracia de Dios.
Un texto que ilustra el amor del Padre que nos limpia de maldad y nos da una nueva vida, lo hallamos en la carta del apóstol Pablo a los Efesios:
“También en Él hemos obtenido herencia, habiendo sido predestinados según el propósito de Aquel que obra todas las cosas conforme al consejo de Su voluntad, a fin de que nosotros, que fuimos los primeros en esperar en Cristo, seamos para alabanza de Su gloria. En Él también ustedes, después de escuchar el mensaje de la verdad, el evangelio de su salvación, y habiendo creído, fueron sellados en Él con el Espíritu Santo de la promesa, que nos es dado como garantía[e] de nuestra herencia, con miras a la redención de la posesión adquirida de Dios, para alabanza de Su gloria.” (Efesios 1: 11–14 | NBLA)
Dios nos transforma. Él desea que experimentemos una vida renovada. La decisión está en sus manos. No rechace la gracia que materializó el Señor Jesús al morir en la cruz para perdonar todos nuestros pecados.
¿QUÉ PRODUCE LA GRACIA DE DIOS EN NOSOTROS?
Cuando tenemos un encuentro personal con Dios, quien nos manifiesta Su gracia, ocurren varias cosas que nos permitimos sintetizar en diez puntos con base en lo que relata Efesios 1: 11–14:
1.- Dios nos escogió desde la eternidad para ser santos en Su presencia (v. 5)
2.- Dios nos escogió por amor (v. 5)
3.- Dios nos escogió para ser Sus hijos por adopción (v. 5)
4.- Dios nos escogió por la obra redentora del Señor Jesús (v. 5)
5.- Dios nos escogió para salvarnos por su decisión soberana (v. 5)
6.- Dios nos escogió para Su gloria (v. 6)
7.- Dios nos aceptó por la obra de Cristo en la cruz y hoy somos sus hijos amados (v. 6)
8.- Dios perdonó nuestro pasado de maldad y nos redimió por la sangre de Cristo (v. 7)
9.- Dios nos escogió para revelarnos Su gracia (v. 9)
10.- la gracia de Dios alcanza a todos (v. 10)
Aunque hayamos pecado mucho e, incluso, lo rechacemos, Dios decidió perdonarnos y darnos la salvación.
El catedrático y teólogo, John M. Frame, escribió:
“La doctrina de la elección es en última instancia, la decisión de Dios que determina si alguien se salvará o se perderá… Dios nos escoge para salvación como una elección que no se basa en ninguna manera en nosotros ni en ninguna condición que hayamos cumplido… la elección es toda de Dios. Es su regalo gratuito. Es realmente Gracia, no algo por lo que debemos trabajar.” (Citado en el libro “La salvación es del Señor”, una introducción a la teología sistemática)
Meremos el caso de los discípulos. Dios permitió la escogencia de todos ellos. No eran perfectos. Incluso, algunos de ellos rudimentarios, sin formación espiritual alguna. Y entre ellos, a Judas:
“Dios nos escogió, por su infinita gracia, para ser salvos. No es por nuestras obras o capacidad, sino por Su amor. Jesús murió en la cruz para limpiarnos de la maldad. Descubra qué ocurre con su existencia. Estudio en la Biblia. En esos días Jesús se fue al monte a orar, y pasó toda la noche en oración a Dios. Cuando se hizo de día, llamó a Sus discípulos y escogió doce de ellos, a los que también dio el nombre de apóstoles: Simón, a quien también llamó Pedro, y Andrés su hermano; Jacobo y Juan; Felipe y Bartolomé; Mateo y Tomás; Jacobo, hijo de Alfeo, y Simón, al que llamaban el Zelote; Judas, hijo de Jacobo, y Judas Iscariote, que llegó a ser traidor.” (Lucas 6: 12–16 | NBLA)
Es Dios y nadie más que Él es quien nos escoge. Nos ofrece ese privilegio a todos. Pero hay quienes, deliberadamente, rechazan esa manifestación de Su amor inmerecido para todos nosotros.
EL AMOR QUE ENCIERRA LA GRACIA
Si usted hace un alto en el camino, comprobará que no tiene nada bueno para que Dios, en su infinita gracia, lo haya escogido para ser salvo.
El apóstol Pablo escribió a su discípulo Timoteo:
“Por tanto, no te avergüences del testimonio de nuestro Señor, ni de mí, prisionero Suyo, sino participa conmigo en las aflicciones por el evangelio, según el poder de Dios. Él nos ha salvado y nos ha llamado con un llamamiento santo, no según nuestras obras, sino según Su propósito y según la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús desde la eternidad, y que ahora ha sido manifestada por la aparición de nuestro Salvador Cristo Jesús, quien puso fin a la muerte y sacó a la luz la vida y la inmortalidad por medio del evangelio. Para este evangelio yo fui constituido predicador, apóstol y maestro.” (2 Timoteo 1: 8–11 | NBLA)
Nuestro amado Dios nos llamó a la salvación sin tener en cuenta nuestras obras. Simplemente, en su soberanía y amor, nos extendió Su gracia. Por ese motivo podemos decir que, en Cristo fuimos rescatados de las tinieblas y tenemos vida eterna.
Ahora, ¿podemos darnos el lujo de volver atrás? No, al menos deliberadamente, si en verdad valoramos la gracia que nos extendió el Padre celestial. Debemos permanecer firmes:
“Pero nosotros siempre tenemos que dar gracias a Dios por ustedes, hermanos amados por el Señor, porque Dios los ha escogido desde el principio para salvación mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad.” (2 Tesalonicenses 2: 13 | NBLA)
La gracia de Dios está a disposición de todos, pero debemos tener fe en ella, es decir, en lo que significa y la transformación que nos ofrece. De la mano con esa decisión, retener las enseñanzas.
GRATITUD A DIOS POR SU GRACIA
No lo merecíamos, sin embargo, Dios nos escogió por su infinita gracia. Nos perdona sin que haya mérito para que obtengamos la limpieza de nuestra maldad pasada y presente.
Pese a ello, nos escogió por gracia, para ser parte de Su pueblo elegido:
“Porque este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días», declara el Señor. «Pondré Mi ley dentro de ellos, y sobre sus corazones la escribiré. Entonces Yo seré su Dios y ellos serán Mi pueblo. No tendrán que enseñar más cada uno a su prójimo y cada cual a su hermano, diciéndole: “Conoce al Señor”, porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande», declara el Señor, «pues perdonaré su maldad, y no recordaré más su pecado.” (Jeremías 31:33, 34 | NBLA)
Permítanos citar nuevamente al teólogo contemporáneo, John M. Frame:
“… Dios elige un pueblo y promete darle todos los beneficios de la salvación. No serán como Judas o Israel, que le fue infiel, porque Dios perdonará sus pecados y escribirá Su palabra en sus corazones. Así que la elección eterna es incondicional…” (Citado en el libro “La salvación es del Señor”, una introducción a la teología sistemática)
Y también precisa Frame:
“Así que, en el llamado eficaz, Dios actúa en nosotros primero, antes de que le ofrezcamos una respuesta. Él actúa soberanamente, llamándonos a la comunión con Su Hijo. Este llamado es la fuente última de todas las bendiciones de la salvación.”
Dios es amoroso, y nos ofrece la gracia. Es su decisión soberana. Sin embargo, no nos obliga a aceptarla. Es una decisión que debemos asumir, es decir, apropiarnos de la gracia divina para ser perdonados y avanzar en el camino de transformación que nos espera.
¿PODEMOD PERDERNOS POR LA ETERNIDAD?
Una pregunta delicada y que genera mucho debate. Sobre todo, cuando analizamos la gracia de Dios que está disponible para todos nosotros. Pero, aunque duela, lo cierto es que sí podemos perdernos, aun cuando en algún momento hayamos tenido un encuentro personal con Jesucristo.
El autor de la carta a los Hebreos señala:
“Porque en el caso de los que fueron una vez iluminados, que probaron del don celestial y fueron hechos partícipes del Espíritu Santo, que gustaron la buena palabra de Dios y los poderes del siglo venidero, pero después cayeron, es imposible renovarlos otra vez para arrepentimiento, puesto que de nuevo crucifican para sí mismos al Hijo de Dios y lo exponen a la ignominia pública.” (Hebreos 6: 4–6 | NBLA)
Es inevitable que haya quienes, dejándose arrastrar por los deseos de la carne y la debilidad — por no depender de Jesucristo en oración — vuelvan atrás.
Quien resiste la gracia, puede ir a condenación al desechar la salvación del Dios eterno y amoroso.
“Pues algunos hombres se han infiltrado encubiertamente, los cuales desde mucho antes estaban marcados para esta condenación, impíos que convierten la gracia de nuestro Dios en libertinaje, y niegan a nuestro único Soberano y Señor, Jesucristo.” (Judas 4 | NBLA)
¿Quiénes rechazan la gracia? Aquellos que endurecen su corazón. Entre tanto, aquellos que se disponen para el Señor, reciben más y más de la revelación de la gracia — Mateo 11;25–27, 13: 10–12.
UNA DECISIÓN QUE NOS MARCARÁ
La gracia de Dios está a su disposición. Él desea perdonarlo. Envió a Su Hijo Jesús a morir en la cruz para perdonar su maldad. Sin embargo, es usted quien debe apropiarse del perdón que viene por la gracia. Dios no lo obligará.
Hoy es el día para emprender esa nueva vida que hay en Dios. Ábrale las puertas de su corazón a Jesucristo. Es la mejor decisión que habrá podido tomar jamás, ya que marcará su pasado, su presente y su futuro.
@SalvosporlaGracia | ©Fernando Alexis Jiménez
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