Como seguidores de Jesucristo, creemos en la vida después de la vida. Nos asiste la convicción de que estaremos por siempre con Cristo en la eternidad. Fue Él quien dijo que era la resurrección y la vida.

Con ayuda de Dios, no moriremos para siempre #MinisteriosVidaFamiliar

El accidente fue catastrófico. Jaime, de 26 años, falleció instantáneamente, dijeron los médicos. Los hechos ocurrieron en la ciudad de Quevedo, en Ecuador. Sin embargo, en un momento único e irrepetible, el cuerpo se movió. Sus padres insistieron que, dadas las circunstancias, no dejarían que lo sepultaran. Coincidieron en asegurar que creían en la resurrección.

Para Dios no hay imposibles. Mi hijo tenía signos vitales y, cuando se accidentó, los médicos dijeron que ya estaba sin vida, cuando no fue así. Tampoco permitimos que le hagan la autopsia porque somos creyentes cristianos. Lo mantuvimos en el velatorio, para ver si reaccionaba porque presentó movimientos musculares”, indicó el progenitor, respaldado por su esposa, quien resaltó que creen en Jesucristo y que, la muerte no es para siempre. Finalmente, ante las evidencias, el joven fue conducido al cementerio.

Este fenómeno no es extraño. Los espasmos cadavéricos ocurren con cierta frecuencia, según un estudio realizado por la Universidad de Dundee, de Escocia. Se produce generalmente, cuando la víctima estaba haciendo alguna actividad que requería fuerza corporal. En este caso, maniobrar una moto.

Como seguidores de Jesucristo, creemos en la vida después de la vida. Nos asiste la convicción de que estaremos por siempre con Cristo en la eternidad. Fue Él quien dijo que era la resurrección y la vida, como leemos en Juan 11:25–27.

“Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto? Le dijo: Sí, Señor; yo he creído que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, que has venido al mundo.” (Juan 11:25–27 | RV 60)

Por supuesto, el tránsito de la muerte de un ser querido resulta doloroso para todos nosotros, pero, cuando tenemos fe, sabemos que cruzar el umbral de la muerte es iniciar una nueva vida, en la eternidad.

Una pregunta: ¿Ya recibió a Jesucristo como su único y suficiente Salvador? Hoy es el día para que lo haga. Permita que Jesús reine en su vida y en su familia. Es la mejor decisión que podemos tomar. Ábrale las puertas de su corazón a Jesús.

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© Fernando Alexis Jiménez — Misión Edificando Familias Sólidas — Ministerios Vida Familiar

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