Luz que trae salvación eterna

“En él (en Jesús) tenemos la redención por medio de su sangre, el perdón de los pecados según las riquezas de su gracia, la cual desbordó sobre nosotros en toda sabiduría y entendimiento… “ (Efesios 1:7–8 | RVC)

Parece un faro como los miles que hay en el mundo. Es el faro de Thridrangar. Se encuentra en las islas Westman de Islandia, conocidas localmente como Vestmannaeyjar.

El faro es una construcción pequeña: sólo mide 4 metros de alto. Lo más sorprendente no es un tamaño, sino su ubicación en un risco a 34 metros sobre el nivel del mar. Se edificó antes de la Segunda Guerra Mundial, en 1939 sin ayuda de ningún helicóptero.

Construyeron un camino hasta el acantilado, para facilitar el transporte de los materiales. Llegar a la cima de ese risco era una verdadera odisea, muy peligrosa.

Actualmente el faro, cuyo código es L4802, aún está activo y es accesible en helicóptero gracias a un diminuto helipuerto construido sobre el risco. Desde allí se proyecta una luz blanca cada 30 segundos, que evita que se accidenten las embarcaciones. Han salvado millares de vidas humanas.

Algo pequeño con un impacto gigantesco. Igual cuando hablamos del sacrificio del Señor Jesús en la cruz. Hay quienes no dimensionan todo lo que significa. Sin embargo, el sacrificio de nuestro Salvador, lavó nuestros pecados (1 Pedro 2: 24, 25)

Todos merecíamos la muerte, como consecuencia de nuestra maldad. Por nuestras obras, no podíamos saldar la deuda con Dios. Sin embargo, por su infinita gracia, envió a Su Hijo a morir por nosotros, para perdonarnos. Somos salvos por gracia, no por obras.

Quizá usted ha cometido muchos errores en su vida, pecados innombrables. Cree que ya no hay oportunidad. Teme incluso que, al morir hoy, va a ir al infierno. Es real. Sin embargo, la buena noticia es que la obra redentora de Jesús es la luz que trae salvación.

Dios no lo obligará a aceptar Su gracia. Es usted quien debe acogerse a ese regalo inmerecido. Al hacerlo, la respuesta a un sincero arrepentimiento, es el perdón de sus pecados, todos absolutamente. Podrá emprender una nueva vida. Ábrale hoy las puertas de su corazón a Jesucristo.

Oración:

“Amado Salvador Jesucristo, hijo del Dios altísimo. Gracias por morir en la cruz para traer perdón a mis pecados y abrirme las puertas a una nueva vida. Te recibo en mi corazón como Salvador. Me acojo a la gracia divina. Haz de mí la persona que tú quieres que yo sea. Amén”

© Fernando Alexis Jiménez | @Conexión365

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