¿Está preparado para viajar hacia la eternidad?
Es importante estar preparados en el caso de que Dios nos llame a su presencia hoy, quizá ahora mismo mientras lee este artículo.
Philip Anton tenia por costumbre hacer ejercicio todas las mañanas en las interminables, anchas y apacibles carreteras de Francia. Apenas despuntaba el alba, salía en su bicicleta a recorrer enormes distancias.
— Con un buen estado físico aseguro una larga vida — solía repetir, orgulloso de su disciplina deportiva, la misma que le hizo ganar varios campeonatos.
Cierto domingo, uno cualquiera, de aquellos que no marcamos con un color especial en el calendario, se encontró de frente con un auto. Lo conducía un joven en estado de embriaguez. Lo acompañaban tres amigos más, con quienes había pasado toda la noche y la madrugada bebiendo y festejando.
El cuerpo de Philip se proyecto con violencia y cayó varios metros adelante. Basta decir que estuvo en estado de coma profundo por más de dos meses.
“Volví a vivir”, le dijo a su familia apenas abrió los ojos.
UNA PARTIDA INEVITABLE
Esta historia nos lleva a pensar en la vida y en la muerte. ¿Ha meditado sobre el asunto? Es hora de hacerlo. Tome en serio su relación con Dios. Y, también, un hecho ineludible: ¿Dónde pasara la eternidad?
Cuando vamos a la Biblia leemos:
“Estén ceñidos vuestros lomos, y vuestras lámparas encendidas; y vosotros sed semejantes a hombres que aguardan a que su señor regrese de las bodas, para que cuando llegue y llame, le abran en seguida. Bienaventurados aquellos siervos a los cuales su señor, cuando venga, halle velando; de cierto os digo que se ceñirá, y hará que se sienten a la mesa, y vendrá a servirles. Y aunque venga a la segunda vigilia, y aunque venga a la tercera vigilia, si los hallare así, bienaventurados son aquellos siervos. Pero sabed esto, que si supiese el padre de familia a qué hora el ladrón había de venir, velaría ciertamente, y no dejaría minar su casa. Vosotros, pues, también, estad preparados, porque a la hora que no penséis, el Hijo del Hombre vendrá.”(Lucas 12: 35–40| RV 60)
Es importante estar preparados en el caso de que Dios nos llame a su presencia hoy, quizá ahora mismo mientras lee este artículo.
Estar preparados está ligado a tener una buena relación con la familia y, en general, con quienes nos rodean.
Revisar en qué estamos fallando y aplicar correctivos, son otros de los componentes esenciales. Disponernos al cambio cada nuevo día. No es algo que se consigue de la noche a la mañana. Es un proceso que se construye día a día, prendidos de la mano del Señor Jesucristo.
A propósito, ¿ya recibió al Señor Jesucristo en su corazón? Este es el momento oportuno para que lo haga. De su mano, emprendemos el viaje hacia el cambio y transformación que no solamente anhelamos, sino que necesitamos con urgencia. Decídase por Jesús en su vida.
© Fernando Alexis Jiménez — Ministerio Misión Edificando Familias Sólidas
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