El que nos esclavizaba, ya fue vencido

Satanás perdió la batalla. Cristo lo derrotó. Su preciosa sangre nos hizo libres.

Cristo Jesús, nuestro amado Salvador, rompió las cadenas…

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I nfinidad de personas lo admiraban. Al verlo pasar, le expresaban respeto porque sabían que era un benefactor. Querían estar cerca de él. Además, ejercía una poderosa influencia gracias a que muy pronto escaló en la política de Gran Bretaña. Incluso, llegó a ser diputado. “Es un buen hombre”, solían comentar quienes lo conocían.

Pero Edward Colston (1672–1689) encerraba una realidad que muchos pasaban por alto. Durante buena parte de su vida fue esclavista. Amasó una enorme fortuna a costa del dolor, la enfermedad y la muerte de hombres, mujeres y niños a quienes mantenían cautivos, trabajando día y noche en los cultivos de grandes hacendados.

Colston fue culpable de las cadenas que los ataban y que les recordaban, en todo momento, que difícilmente podrían escapar, salvo que murieran.

Los esclavos veían a lo lejos el mar, en el puerto de Bristol, añorando las tierras de África, de donde provenían, de esas regiones lejanas donde habían sido libres.

Una estatua que se había erigido en su honor y que permaneció por más de tres siglos siendo motivo de admiración, fue derribada en el 2020 por una multitud que gritaba: “Somos libres”.

Por fin se hizo justicia, aun cuando haya pasado mucho tiempo”, dijo una anciana al diario The Guardian, al referirse al incidente.

Una noticia que tuvo alcance mundial y que nos permite recordar que usted y yo por mucho tiempo fuimos esclavos del pecado, sometidos a esa inclinación a la maldad que alimentaba satanás, poniendo a nuestro paso tentaciones a las que cedíamos fácilmente.

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La estatua del esclavista Edwad Colston fue arrojada al río… Una multitud enardecida no quería tener semejante monumento en Bristol…

LA BUENA NOTICIA: PODEMOS SER LIBRES

Cada vez que fallábamos, él venía a nuestro oído a susurrar que nunca podríamos vencer, que éramos unos derrotados, procurando que el fracaso quedara grabado en nuestro corazón.

Pero hay una buena noticia. ¡Cristo Jesús venció a satanás en la cruz y ya no puede seguir enarbolando contra nosotros la acusación!

En la Palabra de Dios leemos:

“Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados, anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz, y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz.” (Colosenses 2:13–15 | RV 60)

Desconozco cuál sea su situación. Quizá todavía se encuentra encadenado a algún vicio, algún comportamiento irracional, alguna debilidad que le impide levantarse en victoria y avanzar. ¡Usted puede ser libre! La sangre del Salvador fue derramada para que las cadenas se rompieran.

No hay pecado que pueda tener poder sobre nuestra existencia cuando Jesucristo es el que gobierna nuestro corazón. ¿Y qué si erramos de nuevo? Bien, se puede presentar. Es previsible. Sin embargo, el perdón está de su lado (1 Juan 1:9), porque gracias a la obra de Jesús en el calvario, el Padre celestial le da una nueva oportunidad.

Podrá levantarse. Vencer. Dejar atrás ese pasado que lo mantenía amarrado. Cristo lo hizo libre y tiene, delante de usted, una nueva vida de cambio y transformación permanentes.

Si aún no ha recibido a Jesucristo como su Señor y Salvador, hoy es el día para que le abra las puertas de su corazón y emprenda de Su mano, ese maravilloso proceso de crecimiento a nivel personal, espiritual y familiar.

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