Derribe los ídolos de su vida
«No te harás imagen, ni semejanza alguna de lo que está arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás ante ellas, ni las honrarás, porque yo soy el Señor tu Dios, fuerte y celoso.» (Éxodo 20: 4, 5 | RVC)
Daniel le escribía mensajes de amor, discutía con su joven amiga, se reconciliaba y prometían no incurrir en lo mismo. Una relación que duró varios meses.
El día menos pensado, decidió acabar con su vida. Enfrentaba una profunda decepción sentimental que consideraba irreconciliable… El problema es que su novia era una robot creada por la inteligencia artificial y que, cada día y por espacio de varios horas, consultaba desde su teléfono móvil.
El joven de 14 años había creado el personaje de una mujer en un chatbot, a la que le decía que la amaba. Su mamá, que demandó a la compañía que diseñó la página de inteligencia artificial, afirma que su hijo se obsesionó.
Los hechos ocurrieron en Florida, Estados Unidos. Un caso único en la historia reciente.
“Llevaron a que mi hijo se obsesionara con alguien que nunca existió en la realidad y a la que convirtió en su ídolo”, dijo la progenitora a la prensa.
Una característica de los ídolos es que no tienen poder, Sin embargo, los que se apasionan por los ídolos, sucumben a las consecuencias. El ídolo tiene muchas formas: adicción al trabajo, a una adicción, al sexo, a la internet, a las relaciones tóxicas, a un deporte específico. La gama es muy variada.
Quien merece el primer lugar en nuestra existencia y en el hogar, es Dios. Él nos ama, acompaña en los momentos difíciles, nos ayuda a salir del laberinto y, por su infinita gracia, dispuso que Jesús muriera en la cruz para perdonar nuestros pecados.
Vuelva su mirada al Señor. Él le perdona en respuesta a un sincero arrepentimiento. Hoy es el comienzo de su nueva vida. Derribe los ídolos de su ser (Deuteronomio 5:8–10) y ábrale las puertas de su corazón a Jesucristo.
Oración:
“Señor, reconozco que he pecado. Mi vida es una sucesión de equívocos. He tomado decisiones equivocadas y enfrento las consecuencias por mi insensatez. Hoy busco tu perdón, esa gracia que me limpia de la maldad. Entra a mi corazón y haz de mí la persona que tú quieres que yo sea. Amén.”
© Fernando Alexis Jiménez | @Conexión365
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