«Confía en el Señor de todo corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus sendas.» (Proverbios 3:5–6 | RVC)

¿De qué trata Nowhere? La película que se estrenó en septiembre del 2023 a través de una plataforma de cine, aborda el desplazamiento forzado, la lucha con el pasado que nos ata y nos persigue, la importancia de perdonar y perdonarnos y, algo importancia, la necesidad de confiar en Dios en todos los momentos de la vida.

El filme aborda la vida de Nico y Mía, una joven pareja cuando deciden huir de un país gobernado por el totalitarismo. En medio del desenlace, muere el esposo y Mía tiene un parto, encerrada en un container que cayó al mar en medio de un naufragio. Está a la deriva y literalmente sola.

En medio de su desesperación recuerda, con dolor, que alguna vez descuidó por unos instantes a su primera hija, que cayó en poder de los militares y le quitaron la vida. En medio del naufragio, decide perdonarse y, además, pedir a Dios que le ayude a sobrevivir.

Finalmente es rescatada por los tripulantes de una pequeña embarcación que la llevan junto con su hijita, a tierra firme. Si no la ha visto, se la recomiendo.

En los momentos de crisis, antes que afincarnos en nuestras propias fuerzas, debemos volver la mirada al Padre celestial (Salmo 143:9; Proverbios 16:3; Isaías 43; 2; 1 Juan 5: 14)

En las Escrituras leemos:

«Bendito el hombre que confía en el Señor y pone su confianza en él. Será como un árbol plantado junto al agua, que extiende sus raíces hacia la corriente; no teme que llegue el calor, y sus hojas están siempre verdes. En época de sequía no se angustia, y nunca deja de dar fruto.» (Jeremías 17:7–8 | NVI)

Desconocemos qué situación esté enfrentando. Puede ser la crisis de conciencia por un pasado de equívocos recurrentes, o el peso de la culpa por los pecados del presente. Probablemente una enfermedad o un problema en la relación con los hijos. Indistintamente de la situación, vuelva su mirada a Dios. Él nos escucha, quiere ayudarnos, nos muestra la salida del laberinto y, además, trae sanidad a nuestro mundo interior.

Es hora de volvernos a Dios. Por Su infinita gracia, perdona nuestros pecados y nos ofrece una nueva oportunidad. Su Hijo Jesús murió en la cruz por nuestros pecados. Cargó sobre sí con toda nuestra maldad. Por su sacrificio, nos asegura la vida eterna. Somos salvos no porque lo merezcamos, sino por gracia.

Oración:

“Amado Señor, confío en tu gracia y en tu amor que perdona mis pecados y me ayuda a salir de las crisis. Desde hoy, prendido de tu mano, comienzo una nueva vida, esa vida que tú tienes trazada para mí desde la eternidad. Haz de mi la persona que tú quieres que yo sea. Amén”

© Fernando Alexis Jiménez | @Conexión365

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